Para establecer los límites de captura de 2021, los ministros de pesca europeos deberían hacer caso a la ciencia
El enfoque de precaución es vital para las poblaciones de peces de aguas profundas y otras especies que carecen de datos completos
Medir el tamaño y la productividad de las poblaciones de peces es una tarea compleja. Algunos científicos especializados en pesca dedican toda su vida a mejorar las evaluaciones, a crear modelos de enfoques de gestión y a mejorar la precisión o, al menos, a mitigar las incertidumbres. La Unión Europea y varios estados piden periódicamente a un equipo de científicos independientes —el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM)— recomendaciones que les ayuden a tomar decisiones sobre cuánto pescado se puede capturar de forma sostenible cada año. Las recomendaciones se adaptan a cuestiones específicas que los gestores pesqueros piden a los científicos, a los marcos jurídicos y políticos relevantes, y bajo criterios detallados y completos que el CIEM ha desarrollado y acordado con los gestores y las partes interesadas a lo largo de los años. El CIEM lleva más de 100 años perfeccionando sus procesos y publica recomendaciones para cada población de peces, normalmente meses antes de que se tomen las decisiones sobre su gestión. Como cada año, esas recomendaciones volverán a entrar en acción en los próximos meses, cuando la UE y los estados vecinos negocien los límites para 2021.
Sin embargo, pese a todo el trabajo de los científicos, los ministros de pesca con frecuencia establecen límites de captura superiores a las recomendaciones de los expertos. A veces, esas decisiones son políticas, es decir, dirigidas a mantener una rentabilidad económica a corto plazo a expensas de la sostenibilidad. En otros casos, los responsables de la toma de decisiones interpretan o enfatizan ciertos detalles de las recomendaciones científicas por encima de otros para justificar límites de pesca excesivos, apoyar un enfoque más flexible o sugerir que la propia incertidumbre, de alguna manera, justifica asumir más riesgos.
Los ministros, cuando han recibido recomendaciones científicas exhaustivas, las han ido aceptando cada vez más y han establecido límites sostenibles coherentes con ellas. Sin embargo, las poblaciones de peces con datos más inciertos son objeto de una sobreexplotación desproporcionada en Europa y, cuando los ministros tienen delante recomendaciones precautorias para esas poblaciones de peces con datos limitados, tienden a asumir más riesgos y a establecer límites de captura mayores. Se trata de una inversión del enfoque de precaución en el derecho internacional, que exige que los gestores actúen con más cautela —no menos— cuando la información es incierta o incompleta. Y esta tendencia a no valorar las recomendaciones en estos casos hacen que los esfuerzos dedicados a su desarrollo y el cuidado con el que se diseñan las medidas de protección caigan en saco roto.
Cuando se omiten las recomendaciones científicas o se les resta importancia, también aumenta el riesgo para algunas de las poblaciones más vulnerables. Las poblaciones de peces de aguas profundas necesitan, en particular, un enfoque precautorio, no solo porque es mucho más difícil evaluar el estado de esas poblaciones en comparación con los peces que viven en profundidades menores, sino también porque las especies que viven en las profundidades crecen despacio y alcanzan la edad reproductiva a una edad tardía, lo que las hace más susceptibles a la explotación. Cuando los ministros de la UE deciden los límites para las aguas profundas en noviembre, tienen que romper el círculo de la sobrepesca de estas ya mermadas poblaciones y seguir las recomendaciones científicas precautorias.
En todas partes, los científicos están avanzando en el desarrollo de recomendaciones más completas y cuantitativas para las poblaciones de peces con datos limitados, pero mientras tanto es necesario que los ministros dejen de establecer límites por encima de las recomendaciones para una gran parte de las poblaciones.
Por su parte, la Comisión Europea destaca acertadamente que la UE ha hecho progresos en los últimos años en la gestión del subconjunto de poblaciones con recomendaciones más completas. Sin embargo, los requisitos de la Política Pesquera Común (PPC) deben aplicarse a todas las categorías de poblaciones, y casi la mitad de todos los límites de pesca de 2020 se establecieron por encima de las recomendaciones científicas si se incluían en los cálculos las poblaciones con datos limitados. Se trata a menudo de especies menos productivas económicamente, ya sea porque han sido objeto de sobrepesca y están esquilmadas o porque no son poblaciones comercialmente interesantes.
El abandono de cualquier intención de recuperar estas poblaciones podría enviar el mensaje equivocado de que algunas poblaciones o actividades pesqueras pueden estar exentas de los requisitos del derecho de la UE y de que, en algunos casos, los ministros de pesca pueden tomar la decisión de relegar la sostenibilidad a una prioridad menor. Ni la ley ni las ambiciones políticas declaradas por la Comisión sugieren que sea así, y tampoco sería coherente con las prioridades políticas generales de la UE, como su Pacto Verde o su Estrategia sobre biodiversidad. Además, los anuncios del Reino Unido sobre la política pesquera tras el Brexit, y las aspiraciones de sus planes de gestión pesquera en su ley de pesca nacional (Fisheries Bill), sugieren que el Reino Unido será un socio dispuesto a acabar con la sobrepesca de todas las poblaciones.
La Comisión comenzó con buen pie el establecimiento de límites de captura sostenibles para 2021 para la UE al elaborar un conjunto encomiable de propuestas para las poblaciones de peces del Báltico que, en su gran mayoría, coinciden con las recomendaciones científicas. Los científicos han hecho todo lo posible para hacer avanzar el proceso de recomendaciones a pesar de algunos problemas prácticos derivados de la pandemia de COVID-19, por ejemplo reuniéndose telemáticamente para validar las evaluaciones y elaborando las recomendaciones con puntualidad. A la luz de la incertidumbre que arroja 2021, tanto políticamente como dadas las presiones ecológicas a las que se enfrentan las poblaciones que sostienen nuestro sector pesquero, es el momento de que los ministros de pesca de la UE y el resto respeten las recomendaciones científicas en las próximas negociaciones y no las cuestionen a favor de conclusiones más cómodas.
Andrew Clayton encabeza las iniciativas de The Pew Charitable Trusts para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.