10 joyas oceánicas y costeras que vale la pena proteger en la región oeste de Puerto Rico
La diversidad de la vida marina, junto con los negocios locales y el turismo, depende de ecosistemas saludables
Desde una montaña submarina hasta islas desiertas, la región oeste de Puerto Rico ostenta una enorme cantidad de vida silvestre y un hábitat mayormente intacto.
Corales llenos de color, manglares exuberantes y una costa que se extiende millas y millas albergan una gran variedad de animales, desde peces y manatíes hasta tortugas marinas y ballenas jorobadas migratorias. Estos recursos naturales dan sustento a la pesca, el surf, el buceo y otros negocios costeros que forman el eje de la economía regional.
A continuación, presentamos 10 lugares, hábitats y animales que hacen de la región oeste de Puerto Rico un sitio especial y, por lo tanto, digno de proteger.
- Bahía bioluminiscente. La costa sudoeste alberga una de las pocas bahías bioluminiscentes del mundo en La Parguera. Este fenómeno ocurre como resultado de la presencia de microorganismos, con frecuencia algas, que elaboran su propio alimento por medio de la fotosíntesis. Su clorofila capta la luz y puede emitir un brillo verdeazulado en áreas poco profundas, generalmente aquellas rodeadas de manglares: una gran atracción para los turistas.
- Monte submarino del Bajo de Sico. Esta montaña submarina, que se eleva miles de pies y llega a solo 75 pies de la superficie, alberga frágiles corales que proporcionan alimento, refugio y zonas de reproducción para diversos animales, desde tiburones hasta pargos y meros. El Bajo de Sico es el único sitio de desove anual en Puerto Rico del mero cherna, una especie amenazada. Algunos de estos peces viajan cientos de millas para aparearse bajo la luna llena.
- Corales. Los visitantes de Puerto Rico que buscan arrecifes coralinos para practicar actividades como el buceo y la pesca gastan más de 1900 millones de dólares al año en la isla. En la costa oeste, el parque marino Tres Palmas alberga las siete especies de corales del Caribe en peligro: cuerno de alce, cuerno de ciervo, cactus áspero, pilar, estrella rocoso, estrella lobulado y estrella montañoso. Algunas zonas con gran presencia de corales, como las aguas que rodean las islas de Mona y Desecheo, y los municipios de La Parguera, Guánica, Cabo Rojo y Rincón, cuentan con algunas de las cubiertas coralinas más densas de Puerto Rico. Los arrecifes coralinos saludables permiten el desarrollo de abundantes poblaciones de peces y ayudan a proteger las costas de la marejada ciclónica.
- Peces. Las coloridas especies que habitan los arrecifes de la región oeste de Puerto Rico, entre las que se incluyen peces loro verde y peces isabelita, atraen a quienes practican buceo con esnórquel, mientras los pescadores recreativos y comerciales se acercan en busca de cabrilla, numerosas especies de pargos y caruchos, por citar algunos ejemplos. Aproximadamente el 40 % de todos los desembarcos de pesquerías comerciales en Puerto Rico tienen lugar en la costa oeste. Los científicos han documentado numerosos sitios de desove de peces en la región: el banco Abrir la Sierra, el banco Tourmaline, el Bajo de Sico, el veril de La Parguera y el veril de Guánica.
- Tortugas marinas. Cinco especies de tortugas marinas amenazadas y en peligro visitan la costa oeste: la tortuga peje blanco y la tortuga cabezona, clasificadas como amenazadas, y la tortuga tinglar, la tortuga carey y la tortuga golfina, que se encuentran en peligro. Tres de estas especies anidan en las playas de la región.
- Praderas marinas. Estas plantas submarinas forman grandes praderas en aguas poco profundas, particularmente en los alrededores de Lajas, Cabo Rojo, Mayagüez y Añasco. Ofrecen refugio, alimento y zonas de cría para diversos animales, estabilizan los sedimentos y absorben la energía de las olas, lo que ayuda a limitar la erosión y proteger las costas. Además, absorben los residuos líquidos contaminantes y el carbono responsable del cambio climático.
- Manglares. Estos bosques costeros funcionan como un hábitat de cría esencial para una amplia variedad de especies, entre las que se incluyen muchos peces importantes en términos comerciales y ecológicos. Al igual que las praderas marinas, los manglares absorben contaminantes, por lo que filtran el agua. También protegen las costas absorbiendo la energía de las olas, incluso durante huracanes.
- Manatíes. A estos tranquilos gigantes se los puede ver plácidamente recostados en grandes franjas de praderas marinas, arrancando briznas para alimentarse. Los visitantes de la costa oeste pueden avistarlos en aguas poco profundas, canales, ríos, estuarios y bahías de agua salada, por ejemplo, en las aguas que rodean Cabo Rojo y Mayagüez.
- Ballenas. Muchas ballenas jorobadas viajan más de 1000 millas, algunas desde muy lejos al norte, en territorio canadiense, hasta las aguas más cálidas que rodean la región oeste de Puerto Rico cada invierno para criar a los ballenatos. A menudo se las puede ver saltando cerca de la costa y también se las avista en las cercanías de los municipios de Isabella, Aguadilla y Rincón, por lo que el avistamiento de ballenas es una actividad popular entre personas del lugar y turistas por igual.
- Isla de Mona. En esta reserva natural de 584 millas cuadradas situada unas 40 millas al oeste de Cabo Rojo, se permite la presencia de visitantes, pero no la pesca ni otras actividades extractivas. Esto convierte la zona en un refugio para pargos y meros, que se reproducen sin restricciones y cuyas crías pueblan los arrecifes que se encuentran por todo Puerto Rico e incluso en las Antillas Menores al este. Los corales, manglares y praderas marinas no se ven afectados por residuos líquidos u otras fuentes de contaminación terrestres. Y la isla alberga una criatura que vive solo allí: la iguana de Mona, cuya cola puede alcanzar los cinco pies de largo.
La protección de los recursos naturales de la región oeste de Puerto Rico es una tarea importante tanto para el medioambiente como para la economía. Las políticas y una ordenación cohesivas pueden ayudar a garantizar que este lugar especial desde el punto de vista ecológico prospere y se mantenga saludable para las futuras generaciones.
Holly Binns es directora, y David Ortiz, administrador, del proyecto de conservación de la vida marina de The Pew Charitable Trusts en los Estados Unidos.