Podemos aumentar los esfuerzos para reducir las capturas incidentales y el Congreso puede ayudar

Podemos aumentar los esfuerzos para reducir las capturas incidentales y el Congreso puede ayudar
© National Oceanic and Atmospheric Administration

Una Tortuga cabezona (Caguama) escapa de una red de pescar camarón a través del dispositivo excluidor de tortugas (TED, por sus siglas en inglés).

Si por los pescadores fuese, lo único que atraparían con sus anzuelos o redes sería lo que están intentando capturar: el pescado que es el objetivo de su pesca. Pero rara vez es esto tan sencillo. Distintos tipos de peces nadan juntos y cualquiera que haya escuchado el termino ‘atún libre de delfines’ sabe que algunas veces la pesca puede capturar otros animales, tales como mamíferos marinos y aves.

Cuando el pescador usa un arte de pesca que no discrimina puede capturar peces que no son el objetivo de esa pesca como tortugas, delfines y otra vida marina. Esta práctica le hace daño a la salud del océano y desperdicia los recursos marinos. La muerte de esta vida marina que no es objetivo de la pesca se conoce como pesca incidental y es un problema significativo. El Servicio de Pesquerías de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Pesquerías de NOAA) estima que la pesca incidental equivale aproximadamente a 17% de las capturas de los pescadores.

En algunas ocasiones los pescadores y los administradores trabajan juntos para diseñar modificaciones a los artes de pesca para reducir la pesca incidental, especialmente cuando esto afecta a una especie de valor comercial o especies protegidas. La más conocida innovación es el dispositivo excluidor de tortugas (TED, por sus siglas en inglés) que mantiene a los camarones dentro de la red mientras esta es remolcada por el agua, pero permite que los animales más grandes y más pesados, tal como las tortugas, se escapen por una puerta o panel de escape. Estos fueron desarrollados con la colaboración de un pescador comercial y un científico. Actualmente los TEDs son requeridos en las pesquerías de los E.U. cuando hay riesgo de capturar una de estas especies en peligro de extinción.

En el noreste de E.U. se usan emisores de sonido como sistemas de alarmas acústicas que se fijan a lo largo de los trasmallos suspendidos verticalmente en la columna de agua como si fueran verjas. Los emisores de sonido generan una señal acústica cada pocos segundos para ayudar a las marsopas (pequeños cetáceos) a evitar las redes. Cuando se usan correctamente -esto es en suficiente cantidad y espacios entre emisores y a intérvalos precisos- estos sistemas pueden reducir en 90% la muerte accidental de las marsopas.

En Alaska, el albatros de cola corta, que se encuentra en peligro de extinción, es una de las aves que se engancha al tratar de tomar la carnada de los miles de anzuelos de los palangres pesqueros mientras estos se desenrollan y entran al agua. Una solución: “líneas espantapájaros” que mientras se menean con el viento asustan a las aves marinas. Esta pequeña modificación de bajo costo ha probado ser tan efectiva que ahora es requisito para los palangres de pesca en las aguas federales de Alaska. Este año el consorcio entre Pesquerías de NOAA, el Programa Sea Grant de Washington y la Universidad Estatal de Oregón ganaron un premio presidencial de la administración de aves migratorias por expandir el uso de las líneas espantapájaros a las agua federales de Washington, Oregón y California.

© National Oceanic and Atmospheric Administration

Las líneas espantapájaros rojas reducen significativamente el numero de aves marinas muertas por los anzuelos de los palangres.

Uno de los problemas más persistentes y más delicados en el asunto de la pesca incidental es la dificultad de observarlo cuando el arte de pesca mata la vida marina sin ni siquiera capturarla. En el mar de Bering de Alaska algunas redes de arrastre se acercan al fondo del mar para capturar peces de fondo (demersales). En este proceso acaban atropellando a los organismos del fondo, incluyendo al cangrejo rey que es un cangrejo muy valioso en el mercado. Estudios recientes han encontrado que algunos artes de pesca cuyo objetivo son los peces de fondo pueden matar hasta 31% de los cangrejos rey que arrollan. A través de experimentos, los científicos encontraron que se podía reducir la muerte accidental de los cangrejos por mas de la mitad con un simple cambio que levanta la red algunas pulgadas sobre el fondo -con esto ganaron un reconocimiento de una revista científica por su trabajo para mejorar este arte de pesca. Esa solución se ha convertido en un requisito para los arrastres de peces de fondo en esta zona, aún antes de que se publicaran estos resultados al público.

Estos ejemplos de innovación son alentadores, pero hace falta más trabajo para resolver el problema de la pesca incidental incesante. Por ejemplo, en el sureste de los E.U., poblaciones del pargo rojo, el mero pintarroja y el mero negro de lo alto se encuentran en los números más bajos de su historia y son extremadamente vulnerables a la pesca incidental. Los métodos de pesca que no discriminan son un problema no sólo para peces de importancia comercial sino también para especies de mamíferos marinos protegidos y especies amenazadas o en peligro de extinción como las tortugas o los albatros. Además provocan que se desperdicien millones de libras de vida marina que no son el objetivo de la pesca. La pesca incidental continua causando daño al estado de nuestro océanos que aún no podemos evaluar plenamente ni entender a cabalidad.

Para provocar mayor acción y atender este problema, el Congreso de los E.U. debe enmendar la principal ley de pesca, la Ley Magnuson-Stevens, para clarificar que los administradores de pesquerías deberían minimizar la pesca incidental sin más excusas. De esta manera, se aceleraría el desarrollo y adopción de soluciones y a su vez eliminaría cualquier laguna legal. El Congreso también debe actualizar la definición de pesca incidental para cubrir toda la vida marina que no es objetivo de la pesca, incluyendo aves marinas que son capturadas y que pueden morir atrapadas en diferentes artes de pesca.

La Ley Magnuson-Stevens se acerca a su aniversario número 40 y podría beneficiarse de una actualización. Ya es tiempo de un nuevo enfoque en el manejo de pesquerías. Conozca más en www.pewtrusts.org/healthyoceans.

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