Cómo poner fin al atasco de la UE sobre el Plan Plurianual de Pesca del Báltico

A principios de junio explicamos cómo las negociaciones sobre el plan plurianual (MAP, siglas en inglés) para ciertas poblaciones de peces del mar Báltico habían entrado en su fase final. Han pasado casi dos meses y aún no se ha logrado un acuerdo. ¿Por qué? Los responsables han llegado a un punto muerto, provocado por la aparente falta de motivación de algunos a la hora de implementar, por completo, la reforma de la Política Pesquera Común (PPC) de la Unión Europea.

Estos planes plurianuales para las pesquerías de la UE tienen el propósito de minimizar la toma de decisiones basada en intereses a corto plazo y maximizar la probabilidad de una pesca sostenible. En 2013, la UE acordó una ambiciosa reforma a la PPC. Actualmente, la política incluye un compromiso vinculante para acabar con la sobrepesca, una exigencia política simple que debería dar lugar a un medio ambiente marino más saludable, unas pesquerías rentables y a la viabilidad de las comunidades costeras.

El Consejo de Pesca de la UE, compuesto por los ministros de pesca de cada uno de los estados miembros de la UE, ha legislado a favor de la sobrepesca durante décadas. En virtud del Tratado de Lisboa de 2009, el Consejo de Pesca no es el único organismo responsable de elaborar los planes plurianuales. En estos momentos, comparte esa responsabilidad con el Parlamento Europeo, de elección directa.

Tras la reforma de la PPC, un grupo de trabajo compuesto por representantes del Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, llegó a un acuerdo no vinculante que requiere que los límites de pesca de los planes plurianuales se expresen en rangos. De modo que, mientras redactaba la propuesta para un MAP del Báltico, la Comisión pidió al Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) rangos “en torno a” los límites de pesca sostenible, conocidos como FRMS. Esta solicitud implicaba que la Comisión estaba dispuesta a considerar límites superiores a los que la PPC había especificado claramente, lo que daría lugar a una sobrepesca continuada.

El Consejo recibió con satisfacción esta propuesta de la Comisión, que concedía, en la práctica, un margen de maniobra a los ministros para seguir legislando a favor de la sobrepesca. Sin embargo, el Parlamento, encabezado por el eurodiputado polaco Jarosław Wałęsa, no ha estado dispuesto a aceptar un plan que pone en peligro la principal ambición de la PPC. Wałęsa aboga por rangos que no excedan los límites sostenibles de pesca. Dicha postura logró una amplia mayoría en el Parlamento, afianzando su posición en las negociaciones del trílogo.

Este conflicto entre las distintas posturas ha dado lugar a un punto muerto. El Parlamento cuenta con un mandato firme en defensa de las ambiciones de la PPC, mientras que el Consejo exige una "flexibilidad" que permitiría continuar con la sobrepesca.

La incapacidad del Consejo para acordar un plan plurianual para el Báltico, que cumpla los objetivos de la PPC, haría peligrar la propia implementación de dicha política. "Tenemos que asegurarnos de que FRMS sea el límite", dijo Wałęsa el 25 de junio, tras la ruptura de las negociaciones. Eso es lo que estipula la PPC y lo que han aplaudido cientos de miles de ciudadanos europeos. Los ministros de pesca así deben reconocerlo y actuar en consecuencia.

Andrew Clayton dirige los esfuerzos de Pew para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.

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