El cambio climático le barajea las cartas a los administradores pesqueros

Es hora de actualizar la ley de manejo de los océanos de E.U.

El cambio climático le barajea las cartas a los administradores pesqueros
© National Oceanic and Atmospheric Administration

Lobina negra en el Santuario Nacional Marino de Arrecife Gray’s, Georgia.

En el 2012 y 2013, las temperaturas a lo largo de Nueva Inglaterra aumentaron drásticamente rompiendo los récords de un siglo y medio. Mientras calentaban las aguas los pescadores trajeron algunas capturas que no eran esperadas, incluyendo especies que normalmente se encuentran mucho más al sur.

Los pescadores de Maine encontraron el calamar de aletas largas mucho más al norte de donde ocurre normalmente al sur de Cabo Cod. Un pescador de Rhode Island se asombró de ver en sus redes a la raya torpedo del Atlántico, una especie del sur que puede producir descargas eléctricas. Mientras, un pescador de Massachusetts sacó un pez vela, que se asocia con aguas más cálidas de las corrientes del Golfo, del canal de Cabo Cod.

Aunque algunas de estas capturas inusuales pueden ser eventos que no se repiten, los científicos han encontrado que muchos de estos incidentes indican un patrón mayor en el que las especies de peces se están moviendo a medida que el cambio climático calienta nuestros océanos.

Las especies de peces se mueven hacia el norte mientras los océanos se calientan

Uno de los peces en movimiento es la lobina negra que ha sido importante durante mucho tiempo para los pescadores comerciales a lo largo del Atlántico y el sureste de los E.U. y es un objetivo favorito de los pescadores recreativos, especialmente en Carolina del Norte y Carolina del Sur.

Los administradores de pesquerías, quienes utilizan los resultados de muestreos científicos para establecer límites de captura sustentables para la lobina negra, establecieron cuotas para las capturas de los pescadores de la región. Esto se hizo para la región donde según los datos históricos se asumió que se encontraba este pez, pero los peces tenían otros planes.

Los análisis de los datos de las capturas y los muestreos de los científicos encontraron que la población de la lobina negra se movía hacia el norte, a lo largo de la costa mientras las temperaturas del mar aumentaban. Ahora los pescadores comerciales de Nueva Inglaterra están capturando lobinas negras que no pueden vender, mientras aquellos de Carolina del Norte tienen que navegar hacia el norte para encontrar suficientes peces para completar su cuota.

Este desfase de las regulaciones causa un dolor de cabeza para los pescadores, pero esta no es la única preocupación que tienen los administradores de pesca. Cuando una especie entra a un ecosistema diferente, muchas veces es vulnerable a la sobrepesca y la merma porque está en el borde de su tolerancia ambiental. Además, los efectos sobre las relaciones de predadores y presas al igual que la competencia entre especies puede causar otros problemas. Por ejemplo, las lobinas negras depredan y se alimentan de langostas; una causa de preocupación si eres un pescador de langosta.

El manejo adecuado pone al ecosistema primero

Los administradores de pesquerías y los científicos están comenzando a manejar estos asuntos a la vez que encuentran más peces moviéndose a otras aguas. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) trabajó en conjunto con investigadores de Rutgers, la universidad del estado de Nueva Jersey, para producir una herramienta interactiva de los peces y el calentamiento llamada OceanAdapt, lo cual provee información práctica y fidedigna de dónde se han encontrado las diferentes especies a través del tiempo. El Consejo de Administración Pesquera del Atlántico Medio auspició un taller de vanguardia sobre el cambio climático y los efectos sobre la pesca y el informe del taller incluye unas recomendaciones importantes.

Una de las formas mas eficientes de ayudar a las comunidades de pescadores a enfrentarse a los retos del cambio climático es implementando un enfoque de una visión mayor conocida como manejo pesquero basado en el ecosistema. Bajo este sistema los manejadores pueden evaluar mejor los efectos del calentamiento de las aguas y la llegada de nuevas especies. Al tener a la mano la mejor ciencia del ecosistema los oficiales pueden proceder con cautela antes de permitir la pesca, asegurando que las nuevas pesquerías serán sustentables a largo plazo.

La ley Magnuson-Stevens se acerca a su aniversario número 40 y podría beneficiarse de una actualización. Ya es tiempo de un nuevo enfoque en el manejo de pesquerías. Conozca más en www.pewtrusts.org/healthyoceans.

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